domingo, 22 de mayo de 2011

El voto y la "democracia real"

Puede parecer contradictoria mi opinión sobre lo que está pasando en la Puerta del Sol y por mimetisme en muchas otras partes de España, pero creo que no lo es, y voy a tratar de explicarme. Por un lado, creo que los jóvenes deben moverse e intentar cambiar las cosas. A todos nos ha tocado hacerlo de una u otra manera. Ha habido generaciones que han tenido que pelear con armas en la mano, y otras se han manifestado y han gritado a los cuatro vientos sus deseos, han corrido delante de la policía en manifestaciones ilegales. Y a partir de un momento de la historia reciente de este pais, los españoles votaron una Constitución, una ley que trata de hacernos a todos iguales. A partir de ahí todo se regula con normas que, como todas las normas, al final resultan injustas para unos o para otros. Es el juego de la "democracia". Aquí, salvo unos cuantos que siguen anclados en un pasado que espero no vuelva, todos entramos en el juego, nos guste o no, y tenemos que apechugar con lo que nosotros mismos quisimos allá por 1978 cuando dijimos "sí" a la Carta Magna.


La aparición de la democracia en este pais, como en cualquier otro, no acabó con las corrupciones, los fraudes, los amiguismos, los favoritismos, y sobre todo, con el mayor de todos los poderes, el del dinero. Al final, tanto en dictaduras de la ideología que sean como en regímenes más abiertos y menos totalitarios, el poder corrompe. Y no es que todos los políticos o todos los que tienen una cuota de poder sean corruptos, pero sí existen la corrupción, el fraude, el amiguismo, el favoritismo... Están instalados en todos los niveles de la vida, y la política no iba a ser menos. Todos los días estamos hartos de ver pequeños fraudes: ¿quién no se ha bajado una película o un disco de internet en lugar de comprarlo? ¿quién no intenta "engañar" a Hacienda y pagar menos? ¡Imaginad qué no haríamos si tuviéramos la posibilidad y el acceso a recursos mucho más importantes! Y no quiero decir que los políticos metan la mano en la caja directamente, porque eso ya sería muy grave, pero sí que hay otras cosas alrededor que son muy golosas y que aprovechan siempre que pueden. Todos, unos y otros, los de un partido y los de otro, los de partidos grandes y los de partidos pequeños. Da igual que sea en el Parlamento, en el Gobierno, en las Comunidades Autónomas o en los Ayuntamientos, siempre encontraremos irregularidades, algunas serán delito y otras no, pero al menos sembrarán la duda sobre si los políticos implicados son o no trigo limpio.


Por ese lado entiendo a los que, de corazón, han decidido acampar en la Puerta del Sol y en otros lugares de España, porque no puede ser que tengamos cinco millones de parados en este pais y ni el Gobierno ni la oposición hagan nada por cambiarlo. Entiendo que nuestros jóvenes estén hartos de no poder encontrar un trabajo digno, de que no puedan salir de la casa de sus padres porque meterse en una hipoteca es condenar a sus hijos o a sus nietos a pagar una casa que jamás disfrutarán... Todo eso lo entiendo perfectamente, lo aplaudo y probablemente me uniría a ellos si no fuera porque creo que toda esta situación está manipulada por otras personas, políticos que quieren sacar tajada de las elecciones de hoy y que están dirigiendo estas concentraciones de la misma manera que lo hacen en otras situaciones. La renta creo que va a ser pequeña para estos instigadores, porque muchos de los que están acampados realmente votarán a uno de los partidos grandes, y aunque así no sea, no creo que cale en los que ahí no están. Puede que PSOE y PP pierdan algún punto en favor de algún partido pequeño, pero la abstención les favorecerá a su vez, con lo que más o menos, la protesta no tendrá influencia en los resultados finales.


Por supuesto que, aparte de conseguir arañarle algún voto a los dos partidos más importantes, no se va a conseguir que cambien las actitudes. Pase lo que pase, y aunque hubiera un gran vuelco a las votaciones, seguirá habiendo corrupción, fraude, amiguismo, favoritismo, y el poder del dinero dictará cómo se moverán los mercados y las políticas de Gobierno, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Al final, poderoso caballero es don dinero, y por supuesto que ningún gobierno puede obligar al capital a actuar de una forma que no le interese. Aunque la actitud de los políticos cambiara, cosa que no va a ocurrir, el capital seguirá en manos de los mismos, e invertirán en negocios y empresas y generarán puestos de trabajo siempre que ellos salgan beneficiados, que es lo normal y lo que siempre ha pasado y pasará. También es absurdo pensar en cambiar la ley electoral por una que no favorezca el bipartidismo. Que la Ley D'Hont es injusta y favorece a los partidos más votados es un hecho, y que fomenta el bipartidismo, también. Pero cualquier ley electoral distinta hará lo mismo. Siempre hemos querido -no son estos chicos los primeros- una ley electoral con listas abiertas donde se pueda votar a las personas y no a los partidos, pero incluso esa ley no acabaría con la corrupción. Además, ¿alguien se imagina siete u ocho partidos con un número similar de diputados o de concejales? ¿Cómo sería el Gobierno? ¿Qué pactos y qué concesiones habría que hacer al otro para que entre en el gobierno? ¿Y qué pasaría si no le dan lo que pide por descabellado que sea? Si en la situación actual los nacionalistas consiguen todo lo que quieren apoyando al Gobierno, sea del color que sea, ¿qué pasaría en una situación de "igualdad" entre varios partidos? Y podría alargarme más con los puntos del famoso Manifiesto -¡me suena tanto lo que dice!- que circula por internet, pero seguro que, si ya os ha costado llegar hasta aquí, seguro que no acabaríais de leerme nunca.


En definitiva, esta mañana me he levantado temprano y he ido a votar. He dado mi voto a los que siempre suelo dárselo aunque no sirva para nada. Pero al menos tengo la satisfacción del deber ciudadano cumplido y de que han tenido que trabajar en la mesa electoral para anotar que he votado, y esta noche tendrán que contar mi voto. No voy a cambiar el mundo, ni España, ni siquiera voy a cambiar Pinto con mi voto, pero la realidad es que la "democracia" es eso, votar cada cuatro años y echar de la poltrona a los que lo han hecho mal, si es que podemos, y si el que venga lo hace mal también, a los cuatro años hacer lo mismo. La "democracia real" predicada desde la Puerta del Sol y alentada por algunos cuyos nombres están en papeletas de las que se mostraban esta mañana en las mesas de los colegios electorales, está muy bien como deseo, pero me temo que la acampada no va a cambiar el mundo, ni España, ni siquiera Pinto o los pueblos donde vivan los acampados. Y que conste que mi corazón rebelde desea con todas sus fuerzas que ellos consigan lo que nadie ha conseguido jamás...

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