martes, 25 de mayo de 2010

La primavera... ¡trae la alergia!

¡Y de qué manera me ha cogido este año! Por sorpresa, sin avisar, el sábado me levanté con un leve dolor de garganta, y pensando que sería un resfriado, me tomé un vaso de leche caliente con una medicina típica. Pero la cosa se fue agravando durante el día y me convencí de que mi alergia, durante bastantes meses de vacaciones, había vuelto. Y con ella, la asfixiante y desesperante congestión nasal, los ataques de tos que dejan todo el cuerpo dolorido, los insistentes y desorientadores estornudos, y algo de conjuntivitis. ¡Y menos mal que este año, al menos de momento, no ha llegado el asma!





Lo peor es que, después de que hace unos años me hicieran pruebas, identificaran a qué pólnenes tenía alergia y me preparasen una vacuna que costaba un riñón y que tomé religiosamente durante tres años, al volver a hacer las pruebas, no había remitido nada mi sensibilidad a esos pólenes. El alergólogo, gran profesional él, sentenció: "Lo siento mucho, pero la vacuna no te ha hecho nada, así que, tratamiento sintomático como has hecho hasta ahora". Por aquel entonces sólo tenía congestión nasal, que con un buen spray, sobrellevaba con dignidad, pero ahora, con todo lo que me pasa, estoy hecho polvo durante varias semanas al año, y cuando voy al médico, presiona una tecla en su ordenador, y me da una receta con las mismas medicinas del año anterior. Medicinas que por otra parte, no sirven para nada. Un spray que cuesta carísimo y no quita la congestión, un inhalador que sólo puedes tomar una vez al día aunque te estés asfixiando, y que esa única vez tampoco hace nada, y por último, las pastillas de moda. Tomas 4 ó 5 a la vez y ni siquiera notas síntomas de sobredosos, pero la alergia sigue en su sitio y dando guerra.

Finalmente, como la farmacia cae muy cerca de casa y uno ya tiene confianza con el farmacéutico, se gasta un poquito más de dinero y obtiene unos medicamentos un poco mejores, que tampoco son la panacea, pero que parece que ayudan algo más a soportar estos momentos tan críticos. Lo cierto es que me pregunto por qué los médicos no se toman este tema en serio, porque he leido bastante sobre alergias al polen y resulta que en los paises desarrollados, es la enfermedad crónica más importante. Si bien, salvo en casos excepcionales, no se trata de una enfermedad grave o mortal, sí es muy molesta, y a veces hasta incapacitante para muchas actividades. Los médicos se dedican a cubrir el expediente recetando los dos o tres medicamentos más típicos y a partir de ahí se lavan las manos. ¿Es que no les preocupa el bienestar del paciente?

Y un comentario final, que todos los años me resulta curioso. Si ha habido muchas lluvias, como es el caso de este año, la "campaña" de alergias va a ser muy dura. Pero si no ha habido lluvias, también va a ser dura por lo seco del ambiente. Yo pregunto a los sabios: ¿qué tipo de clima debe haber en un lugar para que los alérgicos lo pasemos un poco menos mal que de costumbre por estas fechas?

¡Aaaaaatchis!

;)

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