jueves, 1 de abril de 2010

La fauna de las E. T. T.

Está la cosa muy mal, y creo que todos lo notamos a diario. El desempleo aumenta y los parados vuelven a utilizar los viejos métodos para buscar trabajo. Ya no basta con sentarse delante del ordenador, en casa el que lo tenga y en un locutorio el que no, y colgar el curriculum por todos los portales de empleo conocidos y por conocer. La gente vuelve a patearse los polígonos y cuando hace un par de años casi nadie se acercaba a las empresas buscando empleo, ahora raro es el día que no aparecen ocho o diez personas a las que se les responde con la misma cantinela.

Y para muchos, una forma de estar más o menos dentro del mercado laboral, es apuntarse a una o varias empresas de trabajo temporal, las conocidas E. T. T. Estas empresas, como sabemos, se dedican a "vender" trabajo a un coste bastante superior al de un trabajador contratado por la empresa cliente, y los resultados, como es evidente, no siempre son satisfactorios. Pero las E. T. T. son un mal necesario, y más en los momentos de crisis que vivimos, en que las empresas no están por la labor de aumentar sus plantillas y después no tener suficiente trabajo y acabar perdiendo dinero. Cuando aparece un pico de producción, y más si es muy puntual, se requieren los servicios de estas empresas que en unas horas proporcionan la mano de obra suficiente para cubrir la eventualidad. Esto es lo que sucede también en la mía, y más en el sector del manipulado, en que de un día para otro un cliente te pide un imposible que tienes que resolver, y que si no lo haces, puede costarte la pérdida del cliente. En los últimos dos meses hemos tenido que recurrir puntualmente dos o tres veces a una E. T. T. para realizar un trabajo en un día, y como además andamos cortos de encargados de línea, uno ha tenido que abandonar el despacho y dedicarse a vigilar una máquina y controlar que el trabajo se haga como exige el cliente.

Y es en estos momentos cuando un puede comprobar que hay una auténtia fauna con distintos personajes que se repiten como estereotipos. Por un lado están los que tienen cierta edad, han perdido su empleo y han agotado la prestación por desempleo. Estos trabajan bien, tratan al menos de hacerlo lo mejor posible, supongo que abrazando la esperanza de que los responsables de la empresa cliente les vean trabajar y les den la oportunidad de un contrato aunque sea temporal. Igual comportamiento tienen los exttranjeros que tienen cargas familiares y se encuentran en situación difícil por no haber trabajado nunca en España o haber perdido el empleo como los del primer grupo del que hablábamos. Otro grupo lo componen jóvenes que no han trabajado nunca, han acabado el bachillerato o la FP y quieren trabajar. Estos se dan menos maña aunque el trabajo sea fácil, pero ponen buena voluntad, preguntan cosas sobre la empresa y quieren saber si hay alguna posibilidad de trabajar en ella con un contrato. Si la situación fuera otra, la E. T. T. es un buen comienzo para estos chicos que poco a poco podrán habituarse a trabajar hasta dar el salto a la empresa ordinaria. Y por último hay un grupo también de gente joven que ni estudia, ni trabaja, ni quiere hacerlo. Van con cascos y aunque les digas que se los quiten porque está prohibido, no hacen ni caso. Puedes decirles que se vayan, y les da igual, cogen su mochila y sin quitarse los cascos, desaparecen igual que llegaron. No tienen ganas de trabajar, son vagos y su único objetivo es pasar el día lo antes posible para poder cobrar esos 30 o 40 euros que les salvarán su fin de semana, en muchos casos de alcohol y drogas. Y así van sobreviviendo una semana tras otra, que les llaman uno o dos días para ir a "trabajar", y van, pero de dar el callo nada de nada, y finalmente recogen sus ganancias y se las funden en vicios.

Esto es lo que se puede ver en un día de trabajo codo con codo con los trabajadores proporcionados por una E. T. T. En nuestro caso, la hora de un operario de plantilla nos cuesta la mitad que la de la E. T. T., y su rendimiento es seguramente más del doble, pero como decía más arriba, no podemos permitirnos el lujo de contratar a una serie de personas por un pico de producción puntual y después tener a la gente parada durante semanas porque no nos entra nada de trabajo. La crisis ayuda, pero el sector tiene estas características y debemos hilar muy fino. Seguramente que habremos salido comidos por servidos en esta última ocasión en la que hemos hecho uso de una E. T. T., pero es sembrar para recoger, y si el cliente ha salido contento nos seguirá dando trabajo, que en realidad es de lo que se trata.

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